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miércoles, 30 de noviembre de 2011

ERASE UNA VEZ EL ORIGAMI...

    El arte de doblar papel surgió en China en torno a los siglos I-II d.C. y llegó a Japón en el siglo VI. La palabra origami es de origen japonés que significa doblar papel; procede de los vocablos japoneses “Oru” (plegar) y Kami (papel). Tomando este significado se creó la palabra de origen europeo “papiroflexia”.
  Los japoneses no sólo fueron los únicos en doblar papel. Los árabes también practicaron la papiroflexia. Los árabes eran excelentes matemáticos y astrónomos e introdujeron la teoría del plegado del papel como ayuda para enseñar los principios de la geometría.
  El gran impulsor de la papiroflexia en España fue el escritor y filósofo Miguel de Unamuno que en su visita a la Exposición Universal de París de 1889 descubre una exposición de origami. Publicó varios libros y creó nuevas figuras. Gracias a él la magia del plegado se extendió por América del Sur.
  Con el papel es posible elaborar casi todo lo que constituye el medio que nos rodea y en el cual vivimos: animales, flores, utensilios, medios  de trasportes, personas, estrellas, figuras geométricas, etc.
  El origami es de gran utilidad en las escuelas. Con el plegado de papel se desarrolla la destreza, exactitud y precisión manual, así como la mejora de la atención, concentración y creatividad. Del mismo modo, los alumnos fortalecen su autoestima a través de la elaboración de sus propias creaciones y es muy adecuado para trabajar en parejas y pequeños grupos.

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